Eres mujer, llevas poco tiempo con un hombre. Todo va bien hasta que un día te pregunta: ¿qué hacemos el sábado? Tú le dices que has quedado con tus amistades. Él te dice que prefiere estar contigo a solas, que no le cae bien tu amiga Rosa y además tu amiga Irene es muy fresca y hablan de ella. No quiero que estés con ellas. Ese sábado no quedas con tus amigas. Y muchos otros, tampoco.

Un fin de semana te vas con tus amigas a una casa rural. Y él no deja de escribirte mensajes, ¿quiénes estáis? ¿van hombres? ¿dónde estás?¿estás de fiesta? Tú crees que es porque te quiere mucho y se preocupa por ti. Una tarde en su compañía, te coge el teléfono. Te mira en qué grupos estás y los empieza a criticar, te lee los mensajes. Te recrimina que estés en determinados grupos porque parece que estás buscando serle infiel. Discutís pero al final, te quitas de los grupos.

Vas a yoga los jueves por la tarde. Un día te llama y como está aburrido, te acompaña a tu clase. Antes de entrar te dice: ¿Tú estás bien conmigo? Sí, le respondes. Pero él insiste: es que yo estoy siempre pensando en ti y tú estás mucho tiempo con tus cosas, tus amigas, tu familia. Creo que no me quieres. Empiezas a decirle que no, que eso no es así y cuando parece que se ha calmado, miras el reloj y es tardísimo, has perdido la clase de yoga. Otro día te llama, justo el jueves por la tarde: ¿podemos vernos? He discutido con mi hermano y estoy fatal. Te pierdes tu clase. Otro día, también el jueves, te pide que le acompañes a comprar ropa antes de que se terminen las rebajas, y lo haces. Al final, dejas de ir a tus clases de yoga.

Estás con él, y te dice mientras cenáis que un amigo suyo ha tenido que dejar a su pareja mujer porque le ha sido infiel por instagram. Le miró su teléfono y leyó los mensajes privados con otro hombre. Y te dice: ¿y tú? ¿me eres infiel por tus redes sociales? Le respondes que no. Pero él quiere más: Si no me ocultaras nada, me darías tu contraseñas. Después de una discusión, para que te deje en paz, se las das. Él entra a diario, te quita fotos, elimina personas que no le gustan para ti… Tus amigas te lo dicen, te está controlando. Tú no lo ves, dejas de usar tus redes sociales.

Un día le comentas que te vas a cortar el pelo, cortito, que estás cansada de tener el pelo tan largo. Él te mira de manera desagradable y te dice: a mí no me gustas con el pelo corto. Y tú, no te lo cortas. Va a comprar ropa, y se lo dices, pero su comentario es: espero que no te compres ropa como la del otro día, que se te marcaban los pechos y mis amigos no dejaban de mirarte los pezones. Que a veces me da vergüenza salir contigo cuando te vistes así. Y tú tiras esa ropa y te compras cosas más holgadas.

Paseando por la calle te encuentras al otro lado de la calzada a tus amigas, hace tanto que no las ves. Y cruzas para estar con ellas, saltáis, gritáis, os abrazáis… pero él no cruza, es más, está muy serio. Te marchas con él porque no sabes qué pasa. Te dice: pareces tonta cuando te pones así, ¡qué niñata! La próxima vez que ves a tus amigas, no las saludas de la misma manera.

Tus amigas te proponen que las acompañes cuatro días a Mallorca. Pero tú les dices que no, que ya has ido, que tienes que trabajar, que tu madre está con ganas de verte… Cualquier excusa, porque cuando se lo dijiste a él, te respondió: tú verás… Tus amigas dejan de proponerte planes porque a todo le dices que no.

Habéis tenido relaciones sexuales. Él quiere que le hagas una felación, pero a ti no te gusta, nunca lo has hecho y no te apetece. Él insiste y te dice: que a sus amigos se lo hacen sus mujeres y añade “si me quisieras, lo harías”. Se la haces.

Cuando alguna de las pocas amigas que te quedan te dice que lo que él te hace es violencia machista, tú le dices que no, que él no te pega.

Él no ha ejercido violencia física porque tú a todo le has dicho que sí. Tú haces todo lo que él quiere porque quieres evitar que se enfade.

Los hombres, también pueden sufrir violencia de género, pero normalmente a las pocas semanas dejan a la mujer que les agobia y controla. Sin embargo a las mujeres, nos han dicho que tenemos que aguantar, porque él va a cambiar, que el amor todo lo puede.

“Historia de Pepa y Pepe” Carmen Ruiz Repullo

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